RCDeportivo RCDeportivo RCDeportivo
Skip to main content
ES

Aranzubía, el gran protagonista en los medios de comunicación

Daniel Aranzubía es el jugador más buscado del Deportivo hoy lunes. Su gol al Almería en el último minuto del descuento lo hizo pasar a la historia de la Liga. A continuación podéis leer algunos artículos d

Eurosport

"El héroe cotidiano", por Rubén Uría

"'Fue la parada más extraordinaria que pude ver en mi vida'. Edson Arantes Do Nascimento, Pelé, nunca tuvo reparos en elogiar la espectacular estirada que realizó el portero inglés Gordon Banks, que trabajó en una mina de carbón primero y fue albañil después. El británico respondió a un cabezazo picado de Pelé con un vuelo tremendo, de palo a palo, desafiando la ley de la gravedad en el Mundial de Mexico, en 1970. En un vuelo sin motor, en postura acrobática, "El chino" Banks, del que se decía que era "más seguro que el Banco de Inglaterra", logró sacar el tanto de la misma raya de gol. Su hazaña sirvió para que alcanzara la inmortalidad en los libros de historia del fútbol, gracias a aquella parada de museo a Pelé, el dios del Pan de Azúcar. Muchos años después, la mítica parada de Gordon Banks fue replicada, de manera casi calcada, en la Liga española, hace un par de años. El entonces delantero centro del Villarreal, Joseba Llorente, cabeceó como mandan los cánones y medio estadio cantó gol. Pero el portero del Deportivo, con muelles en las piernas, activó su cuerpo y lo proyectó hacia la pelota en un vuelo inverosímil. Y emulando lo que Gordon Banks le sacó a Pelé, Dani Aranzubía resultó vencedor en su desafío a la ley de la gravedad. Su estirada, felina, sirvió para que fuera repetida una y mil veces en las televisiones. A cámara lenta y desde diferentes ángulos, la comparación con la instantánea histórica de Banks no se hizo esperar. Un segundo efímero, una simple parada, recompensó a Aranzubía de demasiado sufrimiento. Porque después de toda una vida bajo los palos, a Dani nadie le había regalado absolutamente nada. Más bien, todo lo contrario.

Natural de Fuenmayor y de la quinta de 1979, Dani fichó por el Athletic con apenas 13 años. Separado de sus padres y alojado en las dependencias de "los leones", pasó catorce temporadas en Lezama y llamó la atención desde el primer entrenamiento. Y eso que el Athletic pudo haberse quedado sin el chico porque, como el mismo recuerda, "había entrenado con el Madrid y me quería el Zaragoza, pero cuando supe que me iba a entrenar José Ángel Iribar, aposté por el Athletic y pensé que aquello era un sueño hecho realidad". Con una magnífica estampa y gran capacidad para el blocaje, pronto llamó la atención de los técnicos bilbaínos, que intuyeron que tenía suficientes condiciones para ser el inquilino de la portería del primer equipo. Iríbar, su gran ídolo, había realizado fantásticos informes sobre su conducta personal y sobre su gran capacidad para ser un portero de garantía en San Mamés. También llamó la atención de Iñaki Sáez, que apostó por Aranzubía para el Mundial Sub-20, donde fue titular, por delante de Iker Casillas, entonces conocido como "El Caimán de Kaduna". Sin embargo, mientras que Casillas explotó como un fenómeno imparable en el Real Madrid, Dani no pudo corroborar sus grandísimas condiciones en el Athletic, que no atravesaba precisamente por sus mejores tiempos a nivel defensivo.

Sin excesiva regularidad, alternando grandes actuaciones con errores de bulto, la confianza de los técnicos en Aranzubía se resintió. Su falta de seguridad y la falta de sintonía con Joaquín Caparrós, unida a varias pitadas de cierto sector de la grada de San Mamés, acabaron por cerrarle las puertas del Athletic. Dani, muy a su pesar, tuvo que marcharse con la música a otra parte y sufrió un grave revés. Él, llamado a ser la gran apuesta de la cantera en la portería rojiblanca, acabó saliendo por la puerta trasera del club de sus amores. Se fue al Depor, encontró el cariño paternal de Lotina y cuando recuperó la confianza en sí mismo, resurgió y volvió a ser un portero de primer nivel. Antes, Dani tuvo que aprender sobre la marcha que, en el fútbol como en la vida, no hay premio sin un ejercicio de superación personal.

Cuando había recuperado la forma y parecía en su mejor momento, apareció una inoportuna y problemática lesión de hombro, que volvió a complicar su futuro en el fútbol. Con tesón, disciplina y muchas horas, Dani superó el desafío. Recibió tratamiento con plasma enriquecido, y después de innumerables horas junto al doctor Mikel Sánchez, el mismo que trató en su día al titánico Rafa Nadal, Aranzubía superó la lesión y volvió a ser el portero titular del Deportivo. Lotina, su padre deportivo en Riazor, le concedió una segunda oportunidad y a partir de ahí, Aranzubía no paró de crecer hasta el día de hoy. Baluarte bajo los palos de Riazor y enamorado de Galicia, Aranzubía se ha ganado el respeto de su afición y ha alcanzado la paz interior necesarias para madurar, como persona y como portero. A la vera de la Torre de Hércules, Aranzubía ha encontrado su lugar en el mundo. Ya no es aquel chico al que el periodismo fustigaba recordándole que la sombra de Casillas siempre es demasiado larga. Tampoco aquel que tenía que convivir con el desafío de ocupar el lugar que el mito irrepetible de Iríbar había dejado vació en las praderas de San Mamés.

Hoy, después de experimentar qué significa marcar un gol en vez de recibirlo, Dani Aranzubía forma parte de ese grupo de héroes cotidianos que tanto bien hacen al fútbol. Uno de esos que no tiene por qué asumir la victoria perpetua y que tampoco está obligado a ser necesariamente grandioso. Aranzubía es uno de esos héroes de la normalidad, capaces de sobrepasar actuaciones extraordinarias con gracia y dignidad. Dani, gregario en la fauna del fútbol mediático, pertenece a ese grupo de personas ordinarias que protagonizan actos extraordinarios. De profesión portero, Dani se ha ganado su lugar en el fútbol a base de su tenacidad, la gran palanca de la ambición y de los sueños. Su gol homérico en el alargue, en Almería, ha clonado aquel tanto memorable de Andrés Palop con el Sevilla en Ucrania, que a la postre sirvió un título continental. Con la testa, en un escorzo imposible y en un escenario agónico, con su equipo perdiendo, el gol de Aranzubía le convierte en el primer portero en la historia de Primera División que marca de cabeza. Paradojas de la vida, otro mítico portero del Depor, aquel camerunés de chicle llamado Jacques Songo'o, rozó la gesta en Los Pajaritos de Soria, pero Pérez Lasa le arrebató esa gloria al decretar una falta que sólo existió en su imaginación. Caprichos del destino, lo que el azar le negó a Songo'o, se lo concedió a Aranzubía. El triunfo de Dani, forjado en la cultura del esfuerzo, es el triunfo de futbolistas que si resisten, siempre vencen. No sólo de Cristiano y Messi vive el hombre".

Diario As


"De golear en el Loyola a crear todo un cuadro", por Aritz Gabilondo

"Es tan antinatural que un portero marque que hasta en su celebración se dibujan cuadros. Cuadros históricos. No hay más que ver en la foto que acompaña a este texto a Aranzubía rodeado y a punto de ser alzado por sus compañeros para compararlo con los famosos Cristos pintados a lo largo de la historia, del de Giotto al de Velázquez, del de Duccio al de Veneziano. Es tal la sensación puntual de adoración con respecto al personaje que el resultado es casi artístico. Pero Aranzubía siempre soñó con ese momento en el que un cabezazo suyo en el área contraria rescataría a su equipo, precisamente lo que ocurrió ayer en Almería. De hecho, cuando era un niño y jugaba en la Selección Riojana en el Loyola _conocido equipo de Logroño_ ya hacía de delantero cada vez que podía. Sus entrenadores le colocaban ahí para que los centrales se acostumbraran a verse las caras con alguien corpulento y él siempre sorprendió por su facilidad para marcar. Tanto, que le llamaban 'Comodín' e incluso llegó a jugar algún partido en punta. Normal, visto lo visto en Almería".


Diario Marca

"Aranzubía era Santillana", por Miguel Ángel Lara

"Cuando Pablo Álvarez sacaba el córner sabía que era la última oportunidad del Deportivo para no verse otra vez con los puestos de descenso a un punto. También sabía que en el área no estaba Santillana, César, Kocsis o Horst Hrubesch. Nadie se podía imaginar que el balón que volaba al área del Almería iba a encontrar la cabeza de Dani Aranzubía, portero del Deportivo, y después las redes de Diego Alves.

La relación de los porteros con el gol, lógicamente, siempre ha sido llamativa. Hace menos de dos años sí que hubo en Segunda un gol que llegó en una jugada en la que el árbitro no había detenido el partido. El 24 de mayo, en Vallecas, Cobeño, meta del Rayo, atrapó un balón, se acercó a su frontal y sacó buscando un desmarque de sus delanteros. Jaime, guardameta del Elche, midió fatal. Entre eso y el sol de cara se comió el bote del balón y la pelota acabó en sus redes.

El tanto de ayer de Aranzubía nos recordó a todos al de Palop en el campo del Shakthar en 2007 y que dio el pase al Sevilla en una UEFA que acabaría ganando.

Ha habido porteros que han hecho gol del gol una marca en su carrera. La Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS), con datos actualizados el pasado 16 de febrero, tiene al brasileño Rogerio Ceni como máximo artillero entre los porteros con la friolera de 96 dianas.

Segundo es Chilavert, con 62. El paraguayo marcó uno de ellos con el Zaragoza, pero lo pagó caro. Fue el 28 de enero de 1990, ante la Real. Tras ejecutar el penalti, que era el 2-0 para los maños. Chilavert se puso a celebrar a lo grande el que era su primer tanto en España, que sería también el único.

Los jugadores de la Real vieron que no regresaba, sacaron rápido y el lanzamiento de Jon Andoni Goikoetxea desde el círculo central superó al meta guaraní antes de que llegara a su propio punto de penalti. El partido acabó 2-1 para el Zaragoza y Chila no tuvo que lamentarlo.

La lista de porteros-goleadores en la Liga la encabezaban en la Liga la encabezaban Fenoy y Nacho González, con seis goles cada uno. Em ambos casos sus tantos llegaron siempre desde el punto de penalti".


Xornal de Galicia

"Aranzubía, luvas e, sobre todo, cabeza", por Noela Méndez

"O dos equipos galegos esta semana é cousa do último suspiro. No Celta, foi Michu o que rematou, pero é que no Dépor a sorpresa que quedaba no minuto 95 era das que fan o afeccionado arrepentirse de marchar antes do tempo do campo. Tremenda cabezada de Dani Aranzubía e gol. O meta foi o goleador do equipo. Increíble, pero certo. Nin Santillana o tivera feito mellor. Vaia, quizáis si, pero o do gardameta do Deportivo ten moito máis mérito. Os branquiazuis puideron ao fin desquitarse daquel gol anulado a Songo' o en Los Pajaritos. E Aranzubía xa é o primeiro porterio en marcar de cabeza na Liga. A falta de dianteiros, bó é Dani".

La Opinion de A Coruña

"Un punto, e menos dous", por Xosé Manuel Mallo
A foto de Dani Aranzubia sae en todos os xornais, coruñeses, galegos, españois, europeos e de todo o mundo mundial. Foi o gol dun porteiro. Algo pouco visto. Pouco habitual, aínda que os seareiros do Deportivo lembran un moi parecido de Songo'o en Soria perante o Numancia, que Pérez Lasa anulou sen que se saiba aínda hoxe por que, e iso que xa pasaron case once anos. A xogada foi moi similar á de onte, xa que o partido tamén estaba morrendo. Dous casos que se lembran no equipo coruñés e non sei se algún afeccionado máis veterán lembrará unha acción similar noutras épocas, que pode haber. En calquer caso, alén do anecdótico da xogada, por seren un porteiro o que marca, o trascendente é o que supón. Un punto diante dun rival directo, que ten ao seu prol a golaveraxe, ao que ao mesmo tempo estánselle tirando dous do seu marcador. Iso é fundamental. O Almería tiña tres puntos gañados, case, pero so sumou un. Pasou de estar a dous puntos do Deportivo a manterse a cinco. Esa é a trascendencia do gol. Tamén ficaría coas sensacións do porteiro. Da experiencia de ter marcado un tanto do valor que ten o que asinou. É algo reservado aos futbolistas de campo, non so dianteiros, pero moi poucas veces a un gardarredes. Quizáis por iso os acenos do rioxano cando o celebraba eran tan... ostentosos. Saían desde o máis profundo do seu ser. Un gol que valía un punto e diante dun adversario directo..., máis case non se pode pedir. En especial se no partido viña de facer paradas decisivas que mantiveron ao seu equipo con vida ata o seu gol".