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Años 80

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UNA DECEPCIÓN TRAS OTRA

Durante los años 80 se mantuvo la incertidumbre en la obsesión por recuperar la categoría perdida en 1973 y volver cuanto antes a la Primera División. Sin embargo, las decepciones se sucedían, y cuanto más cerca se situaba el objetivo, mayor era la frustración de no llegar a él. El RC Deportivo no tenía término medio durante aquellos años: o luchaba por ascender a Primera o lo hacía por no bajar a Segunda B.

En la Temporada 1982-1983, Riazor vivió una de sus tardes más funestas con la derrota ante el Rayo en la última jornada, cuando un empate era suficiente para ascender a la división de honor. El drama se repitió en el curso 1985-1986, cuando una polémica derrota ante el Oviedo en la penúltima jornada, en un Carlos Tartiere abarrotado de seguidores coruñeses, impidió que el equipo dependiese de sí mismo en el último partido para retornar a la élite.

Tampoco salieron bien las cosas en la campaña 1986-87. El RC Deportivo acabó la Liga en posición de ascenso directo. Sin embargo, aquel año se había modificado el sistema de competición, añadiendo unos “play-offs”, en los que el conjunto herculino se vino abajo, sobre todo a raíz de otro polémico encuentro. El Celta ganó en Riazor merced a una falta producida claramente fuera del área que el árbitro convirtió en penalti. El Dépor entró en barrena y en las dos últimas jornadas solo pudo sumar un punto. De haber sumado los cuatro, hubiese ascendido.

La frustración fue tal que al año siguiente todo salió mal desde el principio. El RC Deportivo cayó a posiciones de descenso en la 18ª jornada, para llegar al partido final con mínimas opciones de salvación. Aquel día, un gol de Vicente Celeiro ante el Racing de Santander con el tiempo reglamentario cumplido, unido al triunfo del Xerez ante el Bilbao Athletic, valieron una permanencia sobre la que cimentar un proyecto de futuro, pues el descenso, unido a los 500 millones de deuda, habría supuesto la más que segura desaparición del Club.

Tras esta sucesión de decepciones, se renovó por completo la directiva del Club con el objetivo de sanearlo económicamente y conseguir la estabilidad deportiva. Una histórica asamblea, de carácter abierto y popular, que se celebró en junio de 1988 en el Colegio de los Salesianos, finalizó con Augusto César Lendoiro como nuevo presidente.

En la Temporada 1988-1989 se realizó una gran campaña en la Copa del Rey, alcanzando por primera vez las semifinales del torneo y acariciando la final y el billete para la Recopa de Europa, perdidos en la prórroga del partido de vuelta en Valladolid. En la Liga las cosas no fueron tan bien. El ascenso debió esperar. Lo mismo que un año más tarde, cuando el regreso a la máxima categoría se esfumó por un solo gol en la Promoción ante el Tenerife.