RCDeportivo RCDeportivo RCDeportivo
Skip to main content

Acuña: Esencia del deportivismo

Mientras el llanto y el dolor se extienden por cada rincón de La Coruña, y mientras el fútbol gallego y español digiere la dolorosísima muerte de Juan Acuña, es el momento de reflejar la inmensa pérdida que ha sufrido el Real Club Deportivo en particular

Y es que Juan Acuña, el mítico Xanetas, fue el mejor portero de la Historia del Deportivo, uno de los mejores de España y por ende de Europa. Un guardameta que, a los 16 años, casi de niño, se había ganado la titularidad y que al poco tiempo ya se había convertido para los mejores delanteros de la Liga española en el portero más difícil de batir.


Basilio, Zarra, Araujo, Martín, Campanal y muchos otros sabían que Xanetas en sus buenas tardes era imbatible. El temperamento del mismísimo Chacho llegaba al paroxismo cuando en los propios entrenamientos del Deportivo se desesperaba con Acuña y le preguntaba aquello de ...pero ¿cómo has podido parar ese tiro si era imparable?..., mientras Xanetas se reía.


Y es que Juan Acuña se convirtió el mejor guardameta de su época. El mismo que le dio al Deportivo cuatro trofeos Zamora, que bien pudieron haber sido denominados trofeos Acuña ya que, fue el histórico guardameta del Español quien personalmente llegó a proclamar de forma pública a Xanetas como su heredero.

Efectivamente, Acuña fue el portero menos batido entre las temporadas 1941-43 y las 1949-51; el segundo “arquero” con más trofeos Zamora a sus espaldas después de Ramallets. Y tras la estela de Acuña, como gran paterfamilias de toda una generación de guardamallas, vinieron los Otero, Buyo, Agustín, Miguel Ángel... que dieron origen a la llamada “escuela gallega de porteros”, reputada entre las mejores del fútbol europeo. Sin Acuña, aquella escuela nunca hubiese existido.

Un jugador, y ello es lo más importante, que como persona siempre tuvo a bien ejercer de deportivista, desarrollando sus casi veinte años de vida deportiva de forma íntegra en el Club coruñés. Cuando le preguntaban a qué equipo le gustaría haber pertenecido, contestaba con la misma agilidad y contundencia de sus paradas: “...al Deportivo... siempre al Deportivo”.

Un socio más que realizaba largos paseos por la tribuna en los prolegómenos de los partidos de Riazor, a donde acudía siempre que podía. Un hombre, por lo demás, humilde, trabajador, ponderado...; dicen, los que le trataron, que todo un modelo como persona.

Por todo ello la inmensa sombra de Don Juan Acuña seguirá estando presente por siempre en un estadio que tuvo el inigualable prestigio de albergar a uno de los mejores porteros del fútbol mundial.