Acuña: Me hicieron firmar autógrafos en billetes de mil pesetas
El Deportivo se enfrentaba al día siguiente contra el Calvo Sotelo de Puertollano y para ello el equipo había entrenado por la mañana. En el aspecto positivo de la sesión se destacaba el que tanto García como García Castro estaban prácticamente recuperado
ACUÑA: UN PORTERO DE LEYENDA
-Acuña ¿cuándo nació usted?
-El 14 de febrero de 1923.
¿Internacional?
-Sólo unos minutos en Valencia. Tenía 18 años.
-Usted parecía indiscutible para el mundial de Río en 1950. ¿Qué sucedió?
-Eizaguirre y yo éramos los porteros previstos. Unos meses antes había que jugar en Méjico y se consideró oportuno que no fuéramos ninguno de los dos por temor a cualquier lesión. Fueron Ramallets y Dauder. Al regreso, José Luís Las plazas influyó para que se incluyera en el trío de guardametas para Río a Ramallets y cuando se presentó la oportunidad de que yo jugara fui relegado en beneficio de Ramallets. En fin; cosas del fútbol o, mejor dicho, cosas de los hombres que manejaban el fútbol.
-¿Qué equipos estuvieron interesados en fichar a Acuña?
-Muchos. El Madrid, el Barcelona, el Atlético de Madrid y el Zaragoza. A este último fui yo el que me negué porque no me compensaba. Recuerdo que en las gestiones para mi pase al Madrid, don Santiago Bernabeu no llegaba a creer que el traspaso se llevase adelante. La directiva deportivista había dado su consentimiento, pero don Ramón de Llano, que era el secretario, no llegó a estampar su firma y me quedé sin el traspaso.
-¿La mejor defensa que tuvo el Deportivo?
-La que formaban Pedrito y Víctor. De éste puedo decir que ha sido lo mejor que he visto en el fútbol español (...)
-¿Cuál ha sido su mejor actuación?
-Quiero recordar un partido en Gijón, que por cierto perdimos tres a cero; el público se entusiasmó conmigo de tal manera que me hicieron firmar algunos autógrafos en unos billetes de mil pesetas de los de entonces.
-¿Sus mejores compañeros?
-No podría citar a unos sin mencionar a los restantes. Pero quiero dejar constancia de Cuqui Bienzobas, tanto como jugador como entrenador, y del malogrado Víctor. Dos personas fuera de serie en todos los aspectos.