Djalminha, que ya tenía una tarjeta amarilla, se quitó la camiseta para festejar el gol que daba la victoria al Deportivo y le acercaba más que nunca al título, y se ganó la segunda cartulina, para dejar a su equipo con diez cuando todavía quedaba un cuarto de hora de partido. Entonces, el Zaragoza, no desperdició su gran oportunidad para igualar el partido, dejar al Deportivo sin dos que tenía asegurados, y provocar que el líder tenga que seguir sufriendo, porque en la próxima jornada le espera en Santander el Racing, que se está jugando la salvación.
Deportivo y Zaragoza jugaron una primera parte de toma y daca, con alternativas en ambos áreas, aunque en ese periodo fue mejor el equipo aragonés, más centrado y con menos urgencias que los gallegos, que se mostraron muy nerviosos e imprecisos cuando vieron que pasaban los minutos y no conseguían un gol que les diese tranquilidad. Salió el líder completamente decidido a marcar cuanto antes y tuvo veinte primeros minutos notables, pero el Zaragoza, muy serio atrás, consiguió aguantar el acoso local, y el equipo de Irureta, tras perder sus ocasiones, fue perdiendo gas y confianza ante un rival que también llegaba con mucho peligro cuando se lanzaba arriba.
Se fue desinflando
El Deportivo se fue debilitando peligrosamente, y aunque en la recta final del primer periodo volvió a insistir sobre la portería de Juanmi, los gallegos, muy imprecisos, a pesar de la gran actuación de Fran, no encontraron espacios ni la forma de sorprender al Zaragoza.
Los maños habían esperado su oportunidad a la contra, y aunque no lograron su objetivo, podían estar más que satisfechos con marcharse al descanso con un punto y con la sensación de poder dar un disgusto al líder.
Y éste llegó poco después de la reanudación, porque el Zaragoza saltó entonces dispuesto a todo, y comenzó a cercar la portería de Kouba, que con una mano milagrosa evitó un gol de Milosevic en la mejor ocasión de todo el partido hasta ese momento. Pero el sustituto del sancionado Songo'o ya no pudo evitar el tanto de Juanele.
Sin embargo, la reacción del Deportivo no se hizo esperar, y los gallegos se lanzaron definitivamente con todas sus ganas en busca del empate, que no tardó en llegar tras unos minutos de insistencia sobre el área del Zaragoza. Pero el Deportivo, con todo a favor, cargado de moral y con los ánimos de su público, no se pudo aprovechar, y el Zaragoza no se descompuso, aunque lógicamente, prefirió guardar la ropa atrás.
El Zaragoza tenía controlado al Deportivo, pero apareció Djalminha para marcar el gol que adelantaba de nuevo a su equipo y para protagonizar una de las escenas más increíbles que se han vivido en los últimos años en el fútbol español. El brasileño se autoexpulsó, dejó a su equipo con 10 a falta de 12 minutos, y mientras sus compañeros estaban maldiciendo la niñería de Djalminha, Aguado puso de nuevo el empate.
Sufrimiento coruñés
Riazor se quedó helado mientras Djalminha, que no era consciente de su locura y de lo que mucho que había perjudicado a su equipo, se echaba las manos a la cara sentado al borde del área.
Los últimos minutos, con el Zaragoza atacando y el Deportivo encerrado atrás intentando aguantar y aprovecharse de alguna contra, fueron de verdadero sufrimiento para los coruñeses. Al final daba la impresión de que los de Irureta se conformaban con el empate. Un resultado que les mantiene con una cómoda ventaja, pero que les obliga a no fallar en las dos jornadas que restan para la conclusión del campeonato.
El delantero brasileño admitió tras ser expulsado por el árbitro Iturralde González que la acción de quitarse la camiseta después de marcar el segundo gol de su equipo había sido absurda, pero añadió que fue intituitivo, debido a la euforia del momento.
