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El gran reto de Lendoiro

Augusto César Lendoiro llegó a la presidencia del Real Club Deportivo por aclamación popular a comienzos de la temporada 88 - 89. Andrés García Yáñez había presentado la dimisión en mitad de la temporada 87-88. Le había sucedido Carlos García Morato, pero

Con el equipo salvado del descenso a Segunda División B en el último minuto y con un futuro poco alentador, llegó el momento de la elección a presidente. Había un solo candidato, José Manuel Porto, pero no reunía los requisitos necesarios. Fue entonces cuando se le pidió a Lendoiro que se hiciese cargo del club, fueron cuatro temporadas en las que los éxitos deportivos se fueron sucediendo paulatinamente. También la economía del club apareció saneada al registrarse beneficios al término de cada una de las tres campañas anteriores, todavía no se conocen datos de la que acaba de concluir. Todo perfecto.

El equipo alcanzó las semifinales de la Copa del Rey en su primer año de mandato, en el segundo jugó la promoción de ascenso con el Tenerife y al Tercero el tan ansiado ascenso a Primera División. Era la pantalla idónea para un futuro candidato a la alcaldía de La Coruña. Pero no le dio resultado porque el ciudadano coruñés quiso diferenciar entre gestión deportivo y gestión política.

Sin embargo, no todo van a ser flores a pesar de que Lendoiro se queja de que le regalan muy pocas, de que no se reconoce el trabajo realizado por esta junta directiva. Quizá porque no siempre o pocas veces, se dice o se escribe lo que a él el gustaría que se dijese o escribiese.
Su gestión, en parte, es digna de alabanza, pero en ella también ha habido errores importantes. Sus más firmes seguidores dicen que sólo existen críticas destructivas pero no hablan de sus fallos. En el aspecto deportivo fueron bastantes los errores cometidos, sobre todo en lo que se refiere a fichajes de futbolistas: Batrovic, De los Santos, Bordón, Dinho, Kirov, Stojanov, Viña son nombres que están en la mente de todos.

Las circunstancias y la suerte fueron favorables a los blanquiazules en las dos primeras campañas. En la tercera había equipo para alcanzar el objetivo. Contaba además con toda una garantía en el banquillo, Arsenio Iglesias.
Decía que había que defender y proteger la cantera, sin embargo el Fabril retornó a Tercera División por simple dejadez. Pero su gran reto está por llegar, el proceso de conversión del club en sociedad anónima deportiva. El plazo límite es el martes día 30 a las doce de la noche. Al Deportivo le faltan, dice por ahí, entre 40 y 50 millones de pesetas para cubrir el capital social. También se barajan otras cifras, muy superiores, por cierto, aunque tampoco se pueden certificar ya que sólo la directiva tiene acceso a ellas.

No parece muy normal que durante el primer mes se facilitaran cifras todos los días y que durante el segundo no se comunique ni una sóla vez a cuánto ascendió la recaudación. Tampoco deja de llamar la atención que fuese sólo el presidente el que facilitase esos datos cuando se su pone deberían ser públicos.

A priori nada hay que temer, hay que confiar en que el Deportivo cumplirá con la ley, imaginar lo contrario... no entra en la cabeza de nadie.
Aunque se habla y habla de la posibilidad de que no sea así, y también de las posibles soluciones de la junta directiva. Es muy posible que en breve se realice una gran campaña de promoción en favor del club.