Un informe especial del prestigioso semanario The Economist se hacÃa eco recientemente de que el fútbol es una industria que mueve miles de millones de dólares en la escena internacional. Sin embargo, al mismo tiempo destacaba que la trascendencia de este deporte-juego no se justifica tanto por el dinero que se mueve en torno a él como por cuestiones de Ãndole bien distinta y que tienen que ver con valores menos materiales como pueden ser las emociones, la pasión o el orgullo, por ejemplo. Lo cierto es que, nos guste más o menos, parece difÃcil de imaginar una sociedad del siglo XXI sin la industria del deporte, siendo el fútbol, en nuestro entorno, el deporte más popular y con mayores repercusiones en el ámbito socioeconómico. Dentro de este contexto general, el caso del Deportivo de La Coruña en la última década constituye un marco apropiado para llevar a cabo un análisis del valor que para una ciudad supone la existencia de un equipo profesional que compite con éxito en la elite de un deporte como el fútbol. En efecto, el despegue definitivo del fútbol en A Coruña como espectáculo de masas y la incorporación del Deportivo al mercado nacional e internacional del fútbol son realidades que hacen más que nunca pertinente una estimación del valor del Depor para A Coruña.
Elementos para una controversia.
Probablemente, pocos son los ciudadanos tanto de A Coruña como los residentes en los municipios de su área de influencia, que en algún momento no han participado en alguna conversación o discusión acerca de los efectos (positivos o negativos) que el Deportivo tiene sobre la ciudad. En el plano coloquial, habitualmente las discusiones se centran en torno al presunto impacto económico más o menos favorable que la existencia de un equipo como el Deportivo genera directa o indirectamente sobre distintos sectores de la economÃa local. De hecho, cuando de esta controversia participan agentes directamente implicados, como son los casos de representantes de los sectores económicos más involucrados, medios de comunicación, clubes y Administraciones Públicas, resulta difÃcil escapar de discursos y posturas interesadas. Sin embargo, aunque afloren actitudes y opiniones apasionadas en unos y demagógicas en otros, no por ello hay que rasgarse las vestiduras, porque ya se sabe que nunca llueve a gusto de todos y que cada uno cuenta la feria según le va en ella.
Pero... ¿cómo le va en esta feria a A Coruña y al conjunto de sus ciudadanos? O, en otras palabras: ¿cuánto vale el Deportivo para su ciudad? No es fácil ofrecer una respuesta a este interrogante, pero para responder a esta pregunta con un mÃnimo de conocimiento de causa conviene aclarar algunos aspectos que no siempre se tienen suficientemente en cuenta.
Vayamos por partes. Cada dÃa proliferan más en todos los ámbitos planteamientos en los que se afirma que el fútbol es un negocio, que los equipos profesionales son sociedades anónimas, que el deporte profesional está dominado por la lógica del mercado (del dinero), que ya no se sienten los colores, que no hay cabida para los sentimientos, etc. No estar de acuerdo con este tipo de afirmaciones supondrÃa negar la evidencia, no obstante, conviene valorar dichas apreciaciones en su justa medida. En efecto, la profesionalización del deporte en general y del fútbol en particular, tanto la relacionada con el deportista asalariado como la derivada de la gestión empresarial de los clubes, es una realidad incuestionable y a la vez irreversible. Es más, profesionalización y comercialización son fenómenos que van indisolublemente unidos a la esencia del deporte-espectáculo. Ahora bien, admitir sin más este planteamiento, ignorando algunas vertientes del fenómeno puede provocar la formación de opiniones un tanto equivocadas.
¿Qué produce el fútbol?
El fútbol es una industria cuyo producto básico es la disputa de un partido y su relación con el campeonato o torneo en el que se inserte (liga, copa, liga de campeones, etc.). Dicho producto es consumido por los aficionados a este deporte asistiendo al estadio para presenciar en vivo los partidos o viéndolos por televisión. En otras palabras, los partidos de fútbol son bienes de consumo y, en particular, el valor que aporta su consumo entendido como entretenimiento se deriva de elementos tales como la incertidumbre en el resultado, la calidad del juego tanto a nivel individual como colectivo, el placer derivado de la victoria de un equipo y la satisfacción relacionada con la posición ocupada por el equipo en las competiciones en las que participa.
Por lo tanto, al valorar la satisfacción que obtienen los consumidores de un partido de fútbol habrÃa que distinguir la estrictamente derivada del disfrute del juego, es decir, la utilidad que obtiene un espectador por presenciar el espectáculo que proporciona la disputa de un encuentro, y la asociada con los resultados obtenidos por el equipo del que dicho espectador (consumidor) es simpatizante.
A este respecto, nadie duda que la satisfacción que para un aficionado al fútbol se deriva de este deporte suele ir mucho más allá del puro espectáculo que se circunscribe a los noventa minutos que dura un partido. Es precisamente en este punto donde cabe reflexionar sobre la influencia que puede producir en el bienestar y, por tanto, en la calidad de vida de los aficionados los éxitos cosechados por su equipo. Un equipo de fútbol profesional no sólo es una fábrica productora de entretenimiento del que disfrutan los que pagan por asistir al mismo, sino que además del espectáculo deportivo se generan una serie de subproductos que tienen unos claros efectos positivos sobre el bienestar de la población, y no sólo sobre los aficionados que asisten al estadio, también sobre los demás simpatizantes e incluso sobre las personas a las que no les gusta especialmente el fútbol.
En esta lÃnea, cabe resaltar el hecho de que cuando una ciudad cuenta con la presencia de un equipo con una trayectoria destacada en un deporte con la transcendencia económica y social del fútbol en España, éste suele desempeñar un papel importante en las vidas de los ciudadanos y ello, aunque la mayor parte de los mismos no asista a los partidos. Piénsese, por ejemplo, en la contribución de la existencia del equipo y de sus éxitos deportivos a la mejora de la imagen y reputación externa de la ciudad, al fomento del orgullo cÃvico (orgullo de pertenecer a una comunidad) o a reforzar el espÃritu comunitario y la conciencia de identidad local-regional.
Patrimonio simbólico y emocional.
En este punto conviene hacer un nuevo alto para recalcar la importancia de la identificación del club con su ciudad. Cuanto más estrecha sea la vinculación del club con la ciudad que lo alberga y a la que representa en términos deportivos, mayor será sin duda la consolidación del Deportivo como equipo representativo no sólo de A Coruña, sino incluso de la Comunidad Autónoma, con todo lo que ello supone a su vez para la difusión de la imagen de la ciudad. Para A Coruña, la obtención de triunfos deportivos serÃa un medio eficaz de proyección exterior y ello a la vez tendrÃa una indudable repercusión positiva no sólo en términos simbólicos, sino también en el terreno económico. Este aspecto tiene mayor trascendencia si se tiene en cuenta que en la actualidad las sociedades compiten no sólo en el nuevo mercado del fútbol, sino en el mercado más amplio del ocio y del espectáculo. En la práctica, los éxitos del club de fútbol pueden constituir un canal para que una ciudad se gane el respeto que tan difÃcil resulta a veces de conseguir en otras esferas.
Pasión, ilusión, alegrÃa, entusiasmo compartido, autoestima, orgullo, identidad colectiva, cohesión... la enumeración de este tipo de elementos podrÃa ampliarse y su denominador común es que se pueden catalogar como subproductos que aparecen asociados a la "producción propia de la industria del fútbol" y en particular a la existencia de un equipo competitivo. La adopción de esta perspectiva permite afirmar sin riesgo de caer en la exageración que un club como el Deportivo forma parte del capital simbólico y del patrimonio emocional de una colectividad, con el añadido de que esa posibilidad de compartir estados de ánimo y emociones también es, en cierta medida, una forma de "hacer paÃs".
Por otra parte, un rasgo distintivo de este tipo de bienes es que del consumo de los mismos se benefician todos aquellos que lo deseen, sin que nadie quede excluido de su disfrute, es decir, están disponibles para toda la población sin que deban pagar precio alguno para poder disfrutar de los mismos. Estamos, pues, ante un claro ejemplo de una situación en la que conviene no confundir precio con valor. Asà es, en torno al Deportivo se generan bienes que no tienen precio pero sà tienen valor y, por lo tanto, a la hora de sopesar costes y beneficios para A Coruña de contar con un equipo como el Deportivo no se puede ignorar la existencia de dichos bienes ni el valor de los mismos.
Además, si algo caracteriza a este tipo de bienes de los que venimos hablando, es que son intangibles, inmateriales y por ello resulta prácticamente imposible valorarlos con precisión, al menos en términos monetarios. No obstante, sà existen procedimientos con los que es posible en cierto modo aproximar el valor de aquéllos.
Identificación ciudad-equipo.
Nada más lejos de mi intención que aburrir al sufrido lector con explicaciones acerca del método utilizado para llevar a cabo una valoración como la mencionada, pero, dadas las consideraciones efectuadas hasta aquÃ, quizás resulte oportuno avalarlas con algunos datos que nos ofrezcan una primera idea del fuerte entronque de un equipo (el Deportivo) con la ciudad (A Coruña). Hasta ahora nos hemos referido a presuntos beneficios, pero éstos dejan de ser presuntos y pasan a ser evidentes si se observan los resultados de una encuesta realizada en el ámbito de A Coruña y los municipios de su área de influencia y que ha servido de base para un estudio más amplio en el que se trata de evaluar los bienes públicos que se generan en torno al Deportivo.
La citada encuesta nos ha permitido verificar, entre otras cosas, el elevado interés y grado de apasionamiento con el que la gente vive todo lo vinculado con el fútbol en general y con el Deportivo en particular. Por ejemplo, un indicador revelador a este respecto lo constituye el hecho de que el 64% de la población de A Coruña y su área de influencia lee con frecuencia noticias sobre el equipo en la prensa, o de que el 70% habla a menudo en el trabajo, con la familia y con los amigos sobre temas relacionados con el club. Por lo demás, cabe destacar el interés y la intensidad con la que los ciudadanos viven los resultados del equipo y la percepción de aquellos sobre la influencia que tiene la existencia de un equipo como el Dépor sobre la calidad de vida en su ciudad. En concreto, el 42 % de los encuestados declara vivir intensamente los partidos del Deportivo y manifiesta que se siente feliz si gana y se pone triste si pierde. Es más, el 51 % de los entrevistados cree que empeorarÃa la calidad de vida en A Coruña si no existiese el Deportivo.
Por otra parte, la panorámica que nos ofrecen las cifras anteriores se puede completar con información sobre el número de partidos del Deportivo que se siguen por televisión. El 83% de la población ve algún encuentro a lo largo de la temporada, el 60,2% ve más de diez, el 48% más de veinte y el 37% de los entrevistados declara haber presenciado más de treinta partidos del Deportivo por televisión durante la pasada temporada. Estos datos reflejan claramente el elevado grado de seguimiento de que es objeto la marcha del club. A este respecto es importante constatar si los que ven partidos por televisión asisten al estadio, porque de este modo nos podremos formar una idea de la medida en que el fútbol televisado y en el estadio son sustitutivos o no. En este sentido, un primer dato a tener en cuenta, es que el 31% de los encuestados manifiesta que la principal razón por la que no asiste a más partidos al estadio de Riazor es que prefiere verlos por televisión.
La participación ciudadana en las celebraciones de los éxitos del equipo es una de las vertientes que merece un comentario aparte. En efecto, de las celebraciones no se puede excluir a nadie y tampoco hay que pagar por disfrutar de las mismas, pero esta posibilidad sólo es efectiva si un equipo cosecha éxitos deportivos. Cuando el Deportivo ganó la liga en el año 2000, del total de encuestados participó activamente en las celebraciones el 45,38% (el 49,7% de los residentes y el 36,7% de los que vivÃan fuera de la ciudad en aquel momento). Este tipo de manifestaciones populares tiene una elevada carga simbólica y los éxitos deportivos de un club de fútbol pueden suponer también un estÃmulo importante para la moral de una ciudad. En definitiva, el tener algo en común, aunque sólo sea la afición por un deporte y la simpatÃa por unos colores suele contribuir a crear o a estrechar vÃnculos afectivos, de confianza, e incluso de cohesión, elementos todos ellos que tienen un indudable valor a nivel social.
Otro de los aspectos más destacables en el ámbito de los "subproductos" asociados al fútbol profesional es el valor simbólico que los ciudadanos atribuyen al Deportivo y a su influencia sobre la imagen y proyección exterior de A Coruña. El 73% de la población considera el club como un elemento muy importante para el prestigio de A Coruña y para que sus habitantes se sientan orgullos de la ciudad (sólo el 6% lo considera insignificante), mientras que más del 90% está convencido de que contribuye a mejorar su imagen exterior. Estos porcentajes invitan a hacer hincapié en la visión que una comunidad tiene del equipo propio como portador de sÃmbolos de identidad colectiva.
Valor del fútbol y del Dépor.
Llegados a este punto, quizá la pregunta del millón serÃa la siguiente: si el Deportivo es tan importante para los ciudadanos, ¿cuánto estarÃan dispuestos a pagar éstos para garantizar que el equipo de la ciudad con el que se sienten identificados en mayor o menor medida se mantenga compitiendo en la elite nacional e internacional? El dato que arroja la encuesta es de 10,5 euros al año por término medio. Aunque el valor concreto es en cierto modo algo anecdótico, sà nos sirve de referencia para echar cuentas. En primer lugar, debe tenerse en cuenta que para la obtención de esta cifra se consideran las respuestas de todos los colectivos, es decir, aficionados al fútbol y no aficionados, socios y no socios, simpatizantes y no simpatizantes del Deportivo, los que no están dispuestos a pagar ni un euro, etc. En suma, todos los mayores de quince años, segmento éste de la población al que se le realizó la encuesta que sirve de base para el estudio que hemos llevado a cabo.
En segundo lugar, la mencionada cifra constituye una aproximación a la valoración individual que a cada uno le merece el Deportivo. A primera vista esta cantidad puede parecer poco significativa, pero para aproximar el valor que le otorga una colectividad en su conjunto al club habrÃa que agregar esta cantidad, ¿cómo?, pues en nuestro caso multiplicándola por la población de más de quince años de A Coruña y los municipios de su área de influencia (casi 340.000 habitantes). De todos modos, en el ejercicio de agregación, si consideramos únicamente la población de un espacio geográfico tan restringido como es A Coruña y los municipios del área metropolitana estarÃamos subestimando el valor que se pretende determinar. Una de las razones que explicarÃa dicha subestimación es que el concepto de comunidad beneficiaria de los efectos externos positivos que hemos venido mencionando no siempre se ciñe al marco de una frontera espacial perfectamente definida, como podrÃa ser el caso de una ciudad, área o región, sino que en ocasiones trasciende a este tipo de lÃmites geográficos. En cierta medida, una prueba de esto lo constituye la verificación de que la disposición a pagar de los no residentes es considerablemente mayor que la manifestada por los residentes en el municipio de A Coruña, lo que sugiere que, en realidad, el factor por el que habrÃa que multiplicar la disposición a pagar individual estimada para determinar el valor agregado, es mucho mayor que el número de habitantes del área geográfica considerada.
No obstante, y al margen de los valores concretos obtenidos para la disposición a pagar individual, resulta de indudable interés conocer las justificaciones de las respuestas que ofrecen los propios entrevistados. Entre las razones alternativas que explican una disposición a pagar positiva la más mencionada (39%) con diferencia es que tener un equipo que compite por ganar tÃtulos hace que el entrevistado se sienta orgulloso de vivir en A Coruña. Este dato es un claro exponente de la importancia del orgullo ciudadano (lo que en el mundo anglosajón se denomina civic pride) asociado con los éxitos del equipo con el que se identifica la ciudadanÃa. En esta misma lÃnea, si hemos de elegir otro dato muy ilustrativo de la percepción que los ciudadanos tienen del valor del Deportivo es el hecho de que un porcentaje significativo de la población dispuesta a pagar (el 15,6%) esgrime como su principal motivación la creencia de que contar con un equipo de fútbol profesional en la elite convierte A Coruña en una mejor ciudad para vivir.
Por su parte, también nos encontramos con que un 17,3% de los entrevistados que no considera como algo prioritario realizar una aportación con el fin de contribuir a garantizar la supervivencia en la elite del Deportivo, atribuye su postura debido a sus limitaciones presupuestarias, no a que crean que no merezca la pena. Asimismo, del conjunto de individuos que responden no estar dispuestos a pagar nada (un 38,3% del total) y que en principio serÃan los que menos valoran el equipo, únicamente el 15,6% de los mismos justifica su negativa a contribuir aduciendo que no le importa en absoluto todo lo relacionado con el fútbol.
Un valor para casi todo.
Si nos centramos en los valores medios de la disposición a pagar por grupos de edad, sexo, ocupación, niveles educativos y de renta, se constata que en la mayor parte de los casos no existen grandes diferencias, lo cual se puede interpretar como que el Deportivo es un recurso al que la mayor parte de la ciudadanÃa le otorga una valoración bastante uniforme.
El que no existan apenas diferencias entre los distintos colectivos identificados en lo que a su disposición a pagar se refiere es coherente con la constatación de que, en general, no se aprecian actitudes notoriamente distintas en cuanto a la afición al fútbol de los mencionados colectivos. A este respecto, llama la atención que, incluso los que se declaran indiferentes a todo lo que tenga que ver con el fútbol o manifiestan "estar hartos" de oÃr hablar del Deportivo, declaran una disposición a pagar positiva.
En lo que concierne a los datos por situación ocupacional y a pesar de que, tal y como hemos comentado, las diferencias no son muy considerables, sà cabrÃa subrayar el esfuerzo relativo que estarÃan dispuestos a realizar estudiantes, jubilados y parados. Piénsese que el manifestar una disposición a pagar positiva en la práctica supondrÃa renunciar a parte de su renta con el objeto de seguir disfrutando de todo lo que conlleva el Deportivo y en los casos señalados el mencionado esfuerzo resulta especialmente destacable dadas las mayores restricciones presupuestarias a que están sometidos estos colectivos.
Por otra parte, a la hora de determinar el valor económico total de un recurso también hay que incorporar el valor pasivo, o valor para los no usuarios (valor de no uso). Precisamente por esta razón, resulta pertinente volver la atención sobre las personas que no asisten a los partidos ni los ven por televisión. Estas personas también valoran positivamente en alguna medida la existencia del Deportivo, de hecho, más del 50% admite seguir con interés la trayectoria del equipo y por término medio estarÃan dispuestos a pagar 4,85 euros anuales. Además, porcentajes significativos de este colectivo leen noticias sobre el Deportivo en la prensa y hablan del Depor con cierta frecuencia (32,7%), celebraron el tÃtulo de liga en la calle (30,4%), consideran que empeorarÃa la calidad de vida sin el Depor (42,3%) y creen que el equipo mejora la imagen exterior de la ciudad (91,2%).
El fútbol ¿cosa de hombres?
Las diferencias más apreciables entre colectivos afloran al observar la distribución por sexos de los valores de la disposición a pagar. En particular, los hombres declaran una disposición a pagar que prácticamente duplica la cantidad media que aportarÃan las mujeres. Estos datos parecen estar en consonancia con los que se manejan en otros análisis sociológicos según los cuales la afición al fútbol sigue siendo fundamentalmente "cosa de hombres".
No obstante, con el objeto de valorar el papel de la mujer en su justa medida procede ahondar más en algunas de sus actitudes hacia todo lo que tiene que ver con el fenómeno del Deportivo. Independientemente de la disposición a pagar que declaran, las mujeres se muestran como grandes consumidoras de lo que nosotros hemos caracterizado como bienes públicos asociados a la existencia del Deportivo. Asà es, a pesar de que no hablan ni leen tanto sobre el Deportivo como los hombres, los porcentajes de las que admiten seguirlo con interés (más del 75%) y de las que declaran vivir con intensidad los resultados del equipo (el 43,5%) no dejan de ser altamente significativos. Por el contrario, menos del 25% admiten permanecer indiferentes ante la trayectoria del club o estar hartas de oÃr hablar del fútbol y del Deportivo.
Los datos reveladores de la actitud de las mujeres hacia el Deportivo no acaban aquÃ: más del 43% celebró en la calle el logro del tÃtulo de liga y aproximadamente el 65% vio por televisión el partido en el que se proclamó campeón. Además, su percepción de la magnitud del efecto negativo que la desaparición del Deportivo tendrÃa sobre la calidad de vida no sólo es equiparable a la de los hombres, sino que todavÃa es más acusada (el 53% de las mujeres creen que sin el Deportivo empeorarÃa la calidad de vida en A Coruña, porcentaje éste superior al del colectivo masculino). Por otro lado, la unanimidad entre el sexo femenino en la valoración de la incidencia positiva de los éxitos del club en la imagen exterior de A Coruña es prácticamente total, no en vano, el 95% considera que contribuyen a mejorar dicha imagen. En consecuencia, este tipo de consideraciones sirve para matizar, por un lado, cualquier conclusión precipitada que pueda extraerse de la mera constatación del valor monetario de la disposición a pagar que manifiestan las mujeres y, por otro, la validez universal del tópico de que "el fútbol es cosa de hombres".
¿Existe vida después del fútbol?
A la luz de los datos manejados casi parece pertinente la pregunta que encabeza este párrafo. Si bien somos conscientes de que se trata de una exageración, no es menos cierto que a veces las exageraciones arrojan luz para entender un fenómeno en todo su alcance. En fin, con la aportación de este tipo de información estadÃstica lo que se pretende es ofrecer algunos ejemplos de muchas de las vertientes asociadas al fútbol en A Coruña que no están suficientemente estudiadas ni evaluadas, al menos cuantitativamente. Por esta razón deberÃan ser bienvenidos los trabajos que aplicando los métodos pertinentes aporten información valiosa que permita no sólo que el ciudadano pueda formarse una opinión más sólida, sino que contribuya a que las posturas sobre el papel de las Administraciones Públicas en el ámbito del deporte profesional sean más racionales y estén menos sesgadas.
Por otra parte, espero que la lÃnea argumental de esta colaboración sirva para apuntar algunas de las posibilidades que ofrecerÃa el correcto aprovechamiento de la capacidad de atracción del fútbol espectáculo y sus potenciales virtudes integradoras. No en vano, no podemos permanecer ajenos al hecho de que, por un lado, vivimos en una sociedad en la que el ocio se ha erigido en un sector con un peso creciente en la vida de los ciudadanos y, por otro, al importante papel que dentro del sector del ocio se le reserva a todo lo relacionado con el deporte en general y con el fútbol en particular.
La Administración deberÃa ser más racional y menos sesgada
Algunos, probablemente contrarresten este tipo de argumentación aludiendo a las funciones sociales a veces contradictorias y complejas del deporte moderno (que si instrumento de alienación, que si opio del pueblo...). Ahora bien, sin ánimo de alimentar este tipo de debate y al margen de las posturas que se puedan mantener en este terreno, a mà me sigue asaltando una duda. Me explico. Un conocido pensador contemporáneo manifestaba en un reciente ensayo su preocupación por una sociedad que se quede sin religión, aduciendo que no detectaba serenidad ni sabidurÃa capaces de compensar la falta de religiosidad; pues bien, para finalizar permÃtaseme la licencia de plantear mi duda a través de una pregunta que no se deberÃa tomar al pie de la letra, pero sà que puede ser una buena piedra de toque para reflexionar sobre el tema abordado a lo largo de estas lÃneas: ¿Está nuestra sociedad preparada para prescindir del fútbol?
Se le atribuye a Oscar Wilde la frase de que los necios conocen el precio pero desconocen el valor de las cosas. Aunque, obviamente, el conocido escritor no pensaba en el fútbol cuando decÃa esto, parece oportuno traerlo aquà a colación porque, desgraciadamente, si no se realiza un análisis coste-beneficio riguroso, con el Deportivo se corre el riesgo de que, tal y como suele suceder en casi todos los órdenes de la vida, el verdadero valor de algo sólo se conoce cuando se pierde.
José Manuel Sánchez Santos es profesor de EconomÃa Aplicada de la Universidad coruñesa y autor de "El valor de un equipo para una ciudad".
