Me hubiese gustado despedirme en Abegondo o en Riazor a través de los medios de comunicación, pero como sabéis, todo ha sucedido muy rápido y me ha sido imposible venir a A Coruña para hacerlo.
No me quisiera marcha
En primer lugar gracias al Club, a su Presidente, directivos, técnicos, auxiliares, empleados… Me habéis hecho sentir como en mi casa y habéis tenido confianza en mi trabajo desde el primer día en que llegué.
Gracias a mis compañeros por todo lo que hemos vivido, tanto los buenos como los malos momentos. El vestuario del Dépor es un ejemplo de convivencia, camaradería y compañerismo. Quizás para mí es una de las claves de que este Club sea tan grande y de que haya conseguido tantas hazañas deportivas.
Por supuesto gracias a vosotros, los aficionados, que siempre estáis muy por encima del equipo. Hemos disfrutado juntos de momentos inolvidables, nos habéis apoyado sin descanso y gracias a todo el deportivismo los momentos más duros han sido más llevaderos. El Dépor puede presumir de su historia, de sus títulos, de sus gloriosos partidos en España y en Europa y, por supuesto, de su grandísima y ejemplar afición.
Ahora defenderé los colores de otra histórica entidad, el Atlético de Madrid; pero siempre llevaré al Dépor y a A Coruña en el corazón. Será un aficionado más y empujaré todo lo que pueda para que muy pronto nuestro Deportivo esté donde merezca estar, en Primera División.
Muchas gracias por todo, hasta siempre, FORZA DÉPOR
