Óscar Gilsanz: "El vestuario estaba fastidiado por no ser capaz de devolver todo lo que nos da ABANCA-RIAZOR"
Óscar Gilsanz insistió en la sala de prensa de ABANCA-RIAZOR que "no entiendo el fútbol sin competir. Somos profesionales. El equipo, y sobre todo con el ambiente que había fuera de ABANCA-RIAZOR, la disposición era máxima".
Admite que cuando no hay objetivos, "el jugador es humano. Llegamos a este último arreón un poco exigidos. Pero lejos de creer que eso es negativo yo no estaría conforme con mi trabajo si no exigiera a mi equipo lo máximo y no llegásemos al final exigidos en el aspecto físico y mental".
En esta línea, asegura que "este equipo es competitivo, lo demostró. Tenemos ahora dos semanas por delante en las que hay que trabajar en Abegondo, encarar los partidos. Para mí como entrenador y para todos los jugadores poner la camiseta del Dépor cada semana no hace falta más aliciente, más motivación que esa".
Óscar Gilsanz desvela que "el vestuario estaba fastidiado por no ser capaz de devolver todo lo que nos da ABANCA-RIAZOR. Era un día bueno para eso. Nos venía un rival que sabíamos que iba a ser muy complicado, una de las dos mejores plantillas de la categoría. Independientemente de su clasificación ahora mismo tiene futbolistas que el año pasado estaban en Primera División pero el equipo creía, estaba convencido que podía hacer un buen partido".
Recuerda que "cuando un equipo juega un partido decisivo contra cualquier rival el entrenador siempre tiene menos influencia en esa motivación porque va intrínseca en lo que está en juego. Pero tenemos un equipo con muy buenos profesionales, que trabaja. En estas dos semanas vamos a trabajar de la mejor manera, encarar el próximo fin de semana en Zaragoza para ganarlo y seguir siendo competitivos, que es la mejor manera de encarar cada momento en el fútbol".
Del posible penalti a Villares que hubiese supuesto la expulsión del defensor del Granada CF que lo agarra, acción además que precedió al primer gol andaluz, el técnico deportivista apunta que "la culpa es de Villares porque es un tipo demasiado honrado. Fue lo que le dije al árbitro, si hay que tirarse, que avise. Si en una falta, para que se vea si impide finalizar la jugada, hay que tirarse que lo digan. Hay poca duda en esa jugada: un jugador mano a mano con el portero no se aparta del balón por gusto".