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FUNDACIÓN

Nueva actividad WE Dépor con el Genuine en la Ribeira Sacra

Buena parte de todo el Dépor Genuine estuvo este fin de semana en la Ribeira Sacra participando, una vez más, de una actividad especial y diferente de la mano de WE Sustainability, plataforma coruñesa de activismo medioambiental cuya finalidad es la de reducir el impacto medioambiental del ser humano en nuestras costas, mares y playas, expandiendo la cultura de concienciación medioambiental a toda la sociedad.

En este caso la acción los llevó a uno de los lugares naturales más espectaculares de Galicia, la Ribeira Sacra, de la mano de Autocares Vázquez y con la colaboración también de Taberna O'Secreto, Manuel Bistró y Ponte da Boga. Una experiencia que reflejan en primera persona los integrantes del Dépor Genuine en este cuaderno de viaje escrito por Os Nosos:

Era una soleada mañana de primavera, cuando una gran representación de la plantilla de futbolistas, junto a parte del cuerpo técnico y la expedición de WE, decidimos enriquecer nuestra vida con momentos y recuerdos que quedarán siempre en la memoria de aquellos que tuvimos el placer de disfrutar de dos días diferentes, diversos, que nos gusta decir a aquellos que formamos parte de este inolvidable proyecto, pero, sobre todo, dos días de crecimiento constante.

No pasaban más que unos minutos de las doce del mediodía del sábado 15 de abril, cuando gracias a Autocares Vázquez y a un más que gran profesional conductor, pusimos rumbo dirección Monforte de Lemos. Por delante, dos horas de viaje donde la expedición empezó a construir esas relaciones interpersonales que terminarían de afianzarse con el paso de las horas y las experiencias, todo a ello a ritmo de buena música, como suele ser habitual en este equipo, en el que no faltan nunca el “Mentirosa” de Ráfaga o el “Despacito” de Luis Fonsi.

Llegamos a Monforte sobre las dos menos cuarto. La parada obligada para comer se iba a llevar a cabo en el restaurante Manuel Bistró, donde otra parte del cuerpo técnico y más profesionales del Real Club Deportivo nos esperaban junto al espectacular equipo de profesionales del restaurante, encabezados por Ricardo, conocido por los Deportivistas como “Richi” quién, como parte activa del restaurante y exjugador del Club, iba ser nuestro anfitrión en nuestra primera parada.

Sobra decir que la comida no solo estuvo a la altura de la importancia de tal evento, sino que dejo un muy agradable sabor de boca para todos cuantos pudimos degustar un menú excelso de sabor y muy apropiado para deportistas. Una larga sobremesa, llena de pequeñas historias contadas por cada uno de los protagonistas allí presentes, puso la guinda a una comida que finalizó sobre las cinco de la tarde.

Despedidas, grabaciones y regalos aparte, a la expedición, un poco más numerosa que al principio, le quedaba por delante una hora más de viaje… una hora de plácido viaje en bus por la Ribeira Sacra… o eso parecía.

Fue tal el número de curvas que tuvo que dibujar el autobús en el asfalto de camino a la Fábrica da Luz, que si tuviésemos que dar una cifra exacta de cuantas fueron, seguramente nos equivocaríamos. Gracias a la pericia del conductor y al buen ambiente en el autobús (espectaculares vistas, buena temperatura, comodidad… y mejores siestas) que los primeros 40 minutos de viaje pasaron como si fueran 5, pero a falta de dos kilómetros para la llegada a nuestro destino, algo cambió. Una curva a derechas en pleno balcón de la Ribeira Sacra frenó en seco el autobús, dejando parada la expedición con la miel en los labios. Menos mal que, como ya comentamos con anterioridad, nos acompañaba un más que profesional conductor que, junto a la ayuda del cuerpo técnico, las piedras de un muero caído, y la expectación de la población local, consiguió sacar el autobús y a todos sanos y salvos de aquella curva que en algún momento pensamos que nos podría frenar.

Pasado el sofocón, ya a las seis en la Ribeira Sacra, llegamos a la Fábrica da Luz donde nos recibieron con mucho más que los brazos abiertos. Un lugar que dio energía eléctrica durante mucho tiempo a los lugares más relevantes de la comarca y que ahora iba a ser nuestro refugio durante algo más de veinticuatro horas. Un espectacular paraje, rodeado de ese gran tesoro que es la Ribeira Sacra, sus espectaculares viñedos, daba color a una tarde que como no, debía de centrarse en adecuar lo mejor posible ese espacio natural a nuestra experiencia.

Y así fue, dejamos nuestros bártulos en las literas del albergue y nos pusimos manos a la obra para recoger diferentes tipos de basura contaminante para el medio ambiente en dos kilómetros a la redonda. En poco menos de una hora, retiramos de la naturaleza 5 kilos de basura para llevarlos a un punto de recogida y tratamiento habilitad.

Con todo, y no siendo mucho más allá de las ocho cuando el hambre ya empezaba a querer unirse a nuestra experiencia, se decidió tener media hora más de ocio en la naturaleza para que cada uno tomase la iniciativa que considerase más apetecible. De ahí salieron juegos en grupo, conversaciones alrededor de un buen refrigerio, alguna siesta… pero sobre todo muchas anécdotas que consiguieron incrementar el hambre ya palpable y llenar la cena de jolgorio y diálogos interminables. O eso parecía, hasta que cerca de las diez, el aguafiestas de todos los viajes, solicito la atención de la expedición para recomendarnos un buen aseo y que ahora afianzasen la relación personal con la almohada de cada una de las literas.

Sobre las once y cuarto, “la orquesta” ya resonaba en toda la Fábrica de la Luz y parte de la Ribeira Sacra.

Como tras cada buen concierto que se precie, uno se levanta siempre con muchas ganas y, sobre todo, hambre. No eran casi ni las nueve del domingo, cuando disfrutábamos de un nutritivo y delicioso desayuno en el anexo al albergue. Tal era la vitalidad y las ganas del grupo que, poco después de las nueve y cuarto, el autobús volvía a coger curva tras curva por la Ribeira Sacra, no sin haber agradecido y obsequiado a la Fábrica da Luz con una de nuestras camisetas por su espectacular trato y gran trabajo, acogiendo al grupo como uno más del entorno natural precioso en el que llevan a cabo su labor profesional.

Una vez finalizado el sinfín de curvas, sobre las once, llegamos al embarcadero donde un catamarán iba a ser el medio de transporte escogido para recorrer el Río Sil, observar sus espectaculares laderas y conocer más sobre la viticultura heroica, denominada así por la mezcla perfecta entre riesgo y tradición. Dejar por escrito que todo el grupo nos sentimos muy agradecidos por la inmensa cantidad de información que nos regalaron quienes nos fueron explicando datos sobre el clima, la forma de trabajar, curiosidades…

Concluida la ruta por el Sil, ya bien entrado el mediodía, nuestro cómodo bus nos esperaba para la siguiente aventura, vivir la experiencia de los agricultores locales gracias a la Adega Ponte da Boga, que no solo nos regaló una espectacular comida, sino que llenó nuestra tarde de mayúsculas experiencias recorriendo sus instalaciones, visita guiada a los viñedos, conocer de forma activa el proceso de comercialización del vino desde la uva a la tienda, etc.

Cuando nos dimos cuenta, el reloj marcaba cerca de las cinco y media y el conductor ya tenía el autobús otra vez en dirección A Coruña. Un plácido camino de vuelta, al que no se había subido la energía que nos acompañó toda la jornada, nos hizo valorar y agradecer toda la experiencia vivida. Especialmente a toda la gente de WE, representados estos dos días por Elsa y Juan, que no solo se pusieron a nuestra disposición desde el segundo uno, sino que se puede decir que, sin ellos, nada de todo lo vivido habría sido lo mismo, y por ello, millones de gracias a WE SUSTAINABILITY y a ellos por hacer esto posible. Agradecer también a todos los profesionales del Club y la Fundación ya que, sin ellos, nada de esto se podría ni soñar y a cada una de las personas que nos acompañaron e hicieron de este equipo un equipo mejor tras nuestro paso por la Ribeira Sacra.

Sin más, ni menos, ¡Forza Dépor!"